Literatura, cine y antropología en la construcción de imaginarios: la Patagonia (II)
En el documental “Una mirada sobre la Patagonia”, los jóvenes muestran su rebeldía ante los valores de raza transmitidos desde la Conquista. Las nuevas generaciones latinoamericanas se encuentran sumergidas tan de pleno en la reivindicación de las raíces indias que parece un asunto ya superado, aunque en realidad quede mucho por hacer. La recuperación de la lengua indígena es uno de los principales puntales de este movimiento, en el que la escuela aparece como un instrumento fundamental de cambio. También la discriminación hacia los que por rasgos son claramente mestizos sigue dándose en determinados ámbitos y momentos, cuando, tal como apuntó el periodista y catedrático Luís Veres, cualquier hispano que proclamara ahora su “pureza de sangre” debería ser tenido como un demente.
Sin embargo, la sedición contra modelos heredados no conlleva necesariamente una superación total de prejuicios y tópicos, con lo que los jóvenes que lideran la reparación de lo olvidado adoptan al mismo tiempo discursos transmitidos erróneos: caen a pesar de sus buenas intenciones en el maniqueísmo, sacralizando al indio y demonizando al español. La revisión histórica es un proceso doloroso, pero si se afronta, debería hacerse desde la precisión y no desde el resentimiento.
Es curioso que en Hispanoamérica se siga llamando Día de la Raza a nuestro Día de la Hispanidad. En España, conscientes de que la deuda histórica, pese a superada, continúa hiriendo sensibilidades, y del peligro de usar en vano algo tan arcaico y connotado como la raza, hace medio siglo que convertimos esa fecha en otro motivo de celebración, el de los lazos de cooperación creciente entre los hispanohablantes a ambos lados del Atlántico. Es lógico que muchos latinos no deseen celebrar el día en que los indios fueron arrasados por los colonizadores, pero ¿hasta qué punto depende sólo de ellos la superación de ese imaginario doloroso?
Sin embargo, la sedición contra modelos heredados no conlleva necesariamente una superación total de prejuicios y tópicos, con lo que los jóvenes que lideran la reparación de lo olvidado adoptan al mismo tiempo discursos transmitidos erróneos: caen a pesar de sus buenas intenciones en el maniqueísmo, sacralizando al indio y demonizando al español. La revisión histórica es un proceso doloroso, pero si se afronta, debería hacerse desde la precisión y no desde el resentimiento.
Es curioso que en Hispanoamérica se siga llamando Día de la Raza a nuestro Día de la Hispanidad. En España, conscientes de que la deuda histórica, pese a superada, continúa hiriendo sensibilidades, y del peligro de usar en vano algo tan arcaico y connotado como la raza, hace medio siglo que convertimos esa fecha en otro motivo de celebración, el de los lazos de cooperación creciente entre los hispanohablantes a ambos lados del Atlántico. Es lógico que muchos latinos no deseen celebrar el día en que los indios fueron arrasados por los colonizadores, pero ¿hasta qué punto depende sólo de ellos la superación de ese imaginario doloroso?

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